Hoy, cuando convocados por la Organización de las Naciones Unidas, celebramos el Día de los Derechos Humanos, se nos presenta una excelente oportunidad de recapitular sobre la situación actual de los mismos, evaluar los mecanismos que utilizamos para luchar por la validación de dichos derechos dentro de la política pública del Gobierno y replantearnos los puntos de interés más apremiantes dentro de nuestra lucha.
Es fundamental que no perdamos de perspectiva que los derechos humanos no se otorgan bajo ‘mayorías’ ni solo a las mayorias, y así debemos exigirle al gobierno, porque si esa fuera la vara para medir los derechos: todavía existiera la esclavitud, las mujeres no votarían y se quemarían 'brujas'.
Aún cuando parece que algunos líderes políticos no conozcan lo que es ‘sentido común’ el mío me dice que no solo es egoísta, más aún inmoral, el permitir que una mayoría estancada en el tiempo, con los bolsillos llenos de poder y guiada por un ego tan grande como nuestra esperanza, decida qué derechos serán reconocidos y a quién se le reconocerán.
Si bien es cierto que hemos adelantado mucho en materia de derechos humanos no es menos cierto que queda mucho más por hacer. Faltan derechos por validar, calidades de vida que mejorar y prejuicios que enterrar en el pasado.
No podemos olvidar que los derechos humanos nos pertenecen a todos y todas más allá nuestro estatus social y económico, color de piel, raza, género, nacionalidad, orientación sexual (real o percibida), identidad de género, condicion mental o física, etcétera. Recordemos que la vida, seguridad y calidad de vida humanamente digna de muchos y muchas está siendo violada en estos momentos por el simple hecho de ser quienes son, haber nacido en lugares desventajados o simplemente por el discrimen y los prejuicios de una sociedad que materiliza todo lo que se encuentra a su paso.
Aún con el panorama tan sombrío que tenemos alrededor del mundo, porque Puerto Rico no es el único país atrasado en este campo, mis esperanzas se acrecientan cuando reconozco que la igualdad plena y reconocimiento de todos los derechos para todas las personas es inevitable. Es por ello que les recuerdo la frase de Martín Luther King, Jr.: “La injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia de cualquiera."