lunes, 29 de julio de 2013

Entre comisiones, curas e institutos

El Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) celebra este año 58 años. Como publica el propio Instituto ellos son “la institución gubernamental a la que se asigna la responsabilidad de establecer la política cultural del Gobierno de Puerto Rico”. Entiéndase por esto que sobre sus hombros recae la obligación de crear y promover la política pública en temas culturales.

El ICP tiene una Junta de Gobierno que lleva las riendas del mismo y acoge la recomendación del gobernador para el puesto e directo o directora de dicha agencia quien será la cara visible de la gesta cultural del ICP.

Ayer el ciudadano gobernador, Alejandro García Padilla, comunicó al país quienes serán sus propulsores culturales desde el ICP. A la vez firmo la Orden Ejecutiva que crea la Comisión para el Desarrollo de la Cultura de Puerto Rico.

Si bien es cierto que el ICP necesita más y variadas herramientas (como podría ser la mencionada comisión) para llevar a cabo su labor de manera eficaz y responsable, no solo para con el país sino para con nuestro patrimonio cultural, también es cierto que dichas herramientas tienen que presentarse con la responsabilidad que amerita el tema.

Hay varios aspectos que creo deben ser considerados sobre  los anuncios hechos ayer por el gobernador:

1.       No pongo en duda la capacidad intelectual y la entrega del sacerdote Ángel Darío Carrero a lo que él entiende como cultura puertorriqueña pero me resulta preocupante que se nombre a un líder religioso como presidente de una comisión, que aún cuando fue creada por Orden Ejecutiva y no por fuerza de ley, es un organismo gubernamental y no podemos olvidar la constitucional separación de iglesia y estado. Otra cosa, el sacerdote al momento de hacer sus votos franciscanos juró TOTAL LEALTAD al Papa y a la Iglesia Católica Apostólica y Romana, no al estado laico en el cual vivimos. Si a esto le sumamos que también será parte de la junta de gobierno del ICP la problemática se agrava.  No pretendo que García Padilla nombre a un ateo; pero creo que con nombrar un laico es más que suficiente.

2.       No podemos ver la cultura como un mecanismo de generar riqueza. Estamos hablando de lo que somos, de dónde venimos y adonde querremos ir cultural, social e históricamente hablando. Si vamos a hablar de dinero que sea para anunciar más fondos a las entidades culturales del país, tanto las públicas como las privadas pero no para ver la cultura como una máquina de hacer dinero.

3.       No veo a una sola persona negra en dicha comisión. Con esto no quiero decir que el oficialismo esté discriminando contra las personas negras, porque no es cierto. Solo digo que hasta el propio logo del ICP tiene la imagen de un taíno, un blanco (español) y un negro (africano) esto gracias a que estas tres razas hicieron al puertorriqueño que somos hoy y entiendo que si querernos promover realmente nuestras raíces debemos tener una comisión cultural tan diversa como sea posible.

Expongo todo esto porque el propio gobernador dijo que la Comisión estaba abierta a recibir el insumo de todos y todas a fin de llevar a buen término su función. Aquí les dejo al menos tres de mis preocupaciones.

viernes, 19 de julio de 2013

Dicen "si" al voto de los confinados

El activista de derechos civiles David Román se unió hoy a las voces en contra del Proyecto de la Cámara 1296, presentado por los representantes Carlos Vargas Ferrer y Ángel Bulerín Ramos, el cual propone eliminar el derecho al voto a toda persona convicta por algún delito dentro de la jurisdicción de Puerto Rico hasta tanto cumpla con la pena impuesta por un tribunal.

“Las democracias se sostienen votando y si en Puerto Rico realmente vivimos en una democracia todos y todas tenemos que contar con el derecho a ejercer nuestro voto de manera igual, directa y secreta como garantiza la constitución. Si los padres de nuestra constitución no hubieran visto el derecho al sufragio como parte esencial del desarrollo democrático de nuestro país dicho derecho no estaría salvaguardado en nuestra constitución. Votar no es un privilegio de algunos, es un derecho de todos y todas.”, expresó Román.

Vargas Ferrer dijo que “los confinados deben mantenerse al límite de los proceso políticos del país. Esto evitaría que los políticos de turno los utilicen ofreciéndoles promesas que como sabemos probablemente nos les van a cumplir. Esta dinámica que todos sabemos se hace en nuestro país, tiene que terminar”.
El activista añadió que “si bien es cierto que muchos político ven las cárceles como ríos revueltos donde pueden ir a pescar votos fácilmente no es menos cierto que la responsabilidad de llevar a las papeletas políticos responsables, honestos y comprometidos con el país y que no hagan promesas vacías es de los partidos. Si por nuestra clase política fuera, salvo contadas excepciones, nadie podría votar porque la inmensa mayoría de quienes están en la papeleta hace promesas sabiendo que no podrá cumplirlas y no por eso vamos a negarle el voto a medio Puerto Rico”.

“Nuestro sistema correccional está para que el confinado purgue por su delito y rehabilitarlo a fin de reinsertarlo a la sociedad. Si vamos a excluir a los confinados de la agenda de país negándole el derecho al voto en vano sirven los programas de reinserción social”, culminó David Román.

lunes, 1 de julio de 2013

Entre policías y salvajes

Ayer se conmemoraron tres años de uno de los momentos más tristes de nuestra historia en democracia.

El pasado 30 de junio de 2010 la Policía de Puerto Rico, comandada por el ex gobernador Luis G. Fortuño, emprendió contra la sociedad civil en el ala norte del Capitolio. Ese fue el pan nuestro de cada día durante el pasado cuatrienio. La administración pasada coartaba nuestras libertades de la misma manera en que no reconocía nuestros derechos, tanto colectivos como individuales.


Allí los golpes, el “pepper spray”, los empujones, las humillaciones y los vituperios nos tocaron a todos los que estábamos manifestándonos libre y pacíficamente; un derecho que nuestras dos constituciones nos permiten.

La policía arremetió a todos por igual: mujeres embarazadas, niños, estudiantes, profesores y a cualquiera que se le parase de frente.

Quienes vivimos tan lamentable incidente jamás olvidaremos la brutalidad con la que fuimos sacados a patadas, literalmente. La policía hizo uso indebido de la fuerza y gracias a ello, y muchos otros hechos como este, ha llegado al descredito que tiene.

No quiero decir que todos los policías son como los salvajes que abusaron de su poder y la fuerza aquel treinta de junio, claro está que no. La Policía de Puerto Rico tiene buenos y honrados policías que le hacen honor a su placa y su uniforme. Policías que arriesgan su vida a diario para brindarnos a todos la seguridad, más o menos que tengamos, y hacer cumplir la ley.

No podemos olvidar para así no volver a repetir los mismos errores del pasado. Mantengamos en nuestra memoria estos lamentables incidentes para que nunca más se vuelvan a repetir.