viernes, 25 de marzo de 2011

Entre la Apóstol y los Mercaderes.

Se que piensan que voy a hablar sobre las expresiones emitidas esta semana por la mal llamada “apóstol” Wanda Rolón, apodada por algunos como ‘Wanda Rolex’. Pero no sera solo de ella, sino más general. Quiero comenzar expresando mi total y absoluto respudio a todos y todas las que pierden su tiempo promoviendo el odio desde sus altares.

Son pocas las cosas de las que me arrepiento en mi vida y haber asistido a la Iglesia en el pasado es una de ellas. Ahora que he vivido el odio, rechazo y abuso de la Iglesia, tanto en la que me crié como de otras, de la forma más cruel y inhumana no me queda otra opción que continuar levantando mi voz en contra de todos estos mercaderes del odio que, Rolex en mano, desde sus púlpitos, o vehículos Mercedes-Benz como es el caso de Rolón, despotrican contra quienes amamos diferentes y sentimos diferente por el hecho de tener una orientación sexual o identidad de género diferente.

Con mucho orgullo formo parte de las comunidades lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBT) y con mucho gusto también defiendo nuestros derechos. Esto me ha costado lágrimas, insultos, amenazas (al igual que a mis allegados) que me persigan, que mi vida y seguridad estén el peligro, etc. Todo esto gracias al mensaje separatista, fundamentalista y moralista de estos líderes que no saben hacer otra cosa que hablar mentiras y blasfemias en nuestra contra. Reconozco que no todos ni todas son como la ciudadanada Rolón. Hay líderes religiosos muy dignos y respetables a los cuales su compromiso y amor al prójimo jamás les permitiría levantar su voz en contra de nadie, a menos que sea para defender los derechos de los mimos. A ellos mi admiración y reconocimiento, pero a los mercaderes del odio, que tiran la piedra y esconden la mano o peor aun quienes como la susodicha lo hace abierta e impunemente les exijo un cese y desista de su mensaje de rechazo y repudio hacia las comunidades LGBT.

Yo soy incapaz de hacerle a ellos todo lo que ellos nos hacen a nosotros porque yo soy civilizado y responsable. Pero a ellos le recuerdo que la vida no se queda con nada de nadie y lo que aquí se hace aquí se paga porque como dicen por ahi: “Karma’s a bitch”.

lunes, 14 de marzo de 2011

¿Criminalizar que?

Nunca he tenido ‘pelos en la lengua’ para denunciar lo que hay que denunciar y dejar claro todos aquellos puntos que requieren ser discutidos con claridad. Por lo tanto voy al grano. Cuando leo la noticia sobre Maripily y la supuesta demanda en contra de Roberto Alomar por este último aparentemente haberla puesto en riesgo de contagio de vih no me nace otro sentimiento que no sea rabia. Es una falta de respeto, humanismo y hasta de civismo el pretender criminalizar a alguien por su estado serológico. La imagen que se crea y el estigma que promueve este tipo de acciones merecen la condena de todos y todas, más aun viniendo de alguien que crea opinión pública, aun cuando muchos la tomen en serio.

Peor aun quedé cuando leo que supuestamente las relaciones sexuales entre ambos fueron sin protección, tanto antes como después del matrimonio. Cuando alguien en su ‘sano juicio’ y ‘en pleno uso de sus facultades mentales’ tiene sexo sin protección sabe que esta en riesgo de contagio, no solo de vih sino de un otro gran número de infecciones de transmisión sexual. Si es cierto que las cosas pasaron así la irresponsabilidad mayor esta en consentir no usar protección. Es como no saber nadar y aun asi meterce al mar. Sabes que te vas a ahogar o al menos tragaras mucha agua.

Si el proceso de la contra-demanda es tal cual se expresó en la noticia Maripily debe terminar cuanto antes con dicha contra-demanda, aceptar su irresponsabilidad y expresar disculpas publicas a los pacientes que viven con vih / sida por haber violado su humana dignidad al criminalizar y pretender que cualquier paciente seropositivo tenga que cargar con una pena criminal por su estado serológico.

jueves, 3 de marzo de 2011

No son palabras! Son Insultos!

En una ocasión un periodista me pregunto que porque yo me ofendía si me decían la palabra vulgar para referirse a un gay (la cual no repetiré). A lo que le conteste “¿Cómo te sentirías tú si te gritan cab…ón en la calle? ¿Cómo te sentirías tu si a tu esposa le gritan pu…a en la calle? Te ofenderías verdad; porque no lo son. Igualmente las palabras homofóbicas promueven la violencia.”

Aunque muchas personan me lo han dicho y repetido no me han convencido ni me convencerán jamás: utilizar palabras denigrantes, humillantes y despectivas para referirse a los que somos parte de las comunidades lésbica, gay, bisexual y trangénero (LGBT) siempre fue, es y seguirá siendo un INSULTO. Tenemos que tener meridianamente claro que cada expresión homofóbica atenta contra la seguridad, vida y propiedad, no solo de la persona a quien va dirigida, sino que también pone en peligro a toda una parte de la sociedad que vive como ciudadanos de segunda categoría. Las palabras homofóbicas atentan contra dos de los derechos más valiosos que tenemos todos, salvaguardados como derechos constitucionales: el derecho a la intimidad y al disfrute de la felicidad.

Estos dos derechos de todos y todas van primero que la opinión particular de cada cual en relación a las comunidades LGBT. La violencia por razón de orientación sexual o identidad de género no son solamente los asesinatos, golpizas, secuestros, violaciones, etc. Las palabras, aun cuando estén en el diccionario y muchos las utilicen, no van acorde con nuestro estado de derecho y son una afrenta a la humana dignidad que tenemos todos y todas por el mero hecho de ser seres humanos.

Continuemos luchando por erradicar de nuestros respectivos vocabularios, familias, amigos y sociedad todas esas palabras que nos ofenden, maltratan y pretenden promover un clima de odio y violencia.