miércoles, 7 de diciembre de 2016

Carta abierta a la comunicadora Sandra Rodríguez Cotto

Es triste ver como algunos utilizan el honor de poder ser escuchados y leídos por las masas para desinformar. Aunque en la mayoría de los casos, tristemente, no debe sorprendernos; viniendo los ataques de quien vienen.

Hoy veo publicada una columna tuya en donde arremetes contra la administración saliente, la jueza Maite Oronoz, la Lcda. Gina Méndez y otros. No le cargo maletas a nadie, algo que no puedes decir tú, si nos dejamos llevar por tu férrea defensa del titiritero Antulio “Kobbo” Santarrosa y su repulsiva forma de hacer televisión, pero no puedo hacer silencio cuando atacas a nuestras comunidades lésbicas, gay, bisexuales y trans (LGBT) partiendo desde unos obvios prejuicios (en su sentido literal) y del desconocimiento de cómo funciona nuestro sistema republicano de gobierno, sobre todo nuestra Rama Judicial.

Dices en tu escrito que “Oronoz y Méndez deben definir su relación personal y judicial”. Cómo la Jueza Presidenta y Méndez organicen su vida no es problema de nadie. No entiendo la morbosidad de pretender meterse en la cama ajena.

Comentas que “el problema con lo gay es que operan como un cartel que se protegen entre sí y a cualquiera que haga un señalamiento, lo tienen que atacar”. Es una falta de respeto hacia nuestras comunidades LGBT que nos tildes de “cartel”. Como alguien que lleva mucho tiempo en los medios y comunicaciones supongo sabes la carga negativa que lleva ese término. Y sí, nos protegemos entre nosotros mismos, ¿y sabes por qué? Porque llevamos toda la historia de la humanidad teniendo que defendernos de individuos como tú que sin provocación ninguna nos ponen de vuelta y media.

By the way, claro que existe la libertad de expresión, como alegas en tu columna, pero eso no puede ser pie forza’o para despotricar contra cualquiera poniendo en entre dicho su honestidad, compromiso y ética.

Añades “que la designación de Méndez en vez de adelantar la causa de lograr un mayor respeto y reconocimiento a las comunidades Lesbianas, Gay, Transexual, Queer y Transgénero lo que comunica es que para el gobierno saliente esas poblaciones están por encima del resto de los ciudadanos.” ¿Por qué estamos por encima del resto? La forma en la que se trabajó el nombramiento y la confirmación de la Lcda. Méndez, ¿va contra las protecciones de la comunidad heterosexual? ¿Quién vio coartado su derecho al “due process”? Porque si un grupo sabe de vivir atropellado por “la mayoría” somos las personas LGBT.


Por último, confío que tanto la Lcda. Gina Méndez como la Hon. Maite Oronoz continuarán haciendo su trabajo velando por los mejores intereses de nuestro sistema judicial y con los más altos estándares éticos. Si en algún momento se separan de esa línea, siempre tendrás la posibilidad de quejarte, Aunque espero que de forma oficial y no desde otra columna.

jueves, 10 de marzo de 2016

Critican 5 minutos de reflexión propuestos por Pierluisi

El activista de derechos civiles David Román criticó hoy la propuesta del precandidato a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista (PNP), Pedro Pierluisi, de restablecer los cinco minutos de reflexión en las escuelas públicas del país.

“El Sr. Pierluisi vuelve a jugar al religioso con esta propuesta. Como otros tantos candidatos en el pasado y en el presente, él busca mover un sector religioso al que poco le preocupa la constitucional separación de iglesia y Estado”, expresó Román.
El actual Comisionado Residente expresó que quiere “a Dios presente en la obra de gobierno incluyendo en las escuelas."
El activista mencionó que “con esta propuesta Pedro Pierluisi disfraza su retórica fundamentalista con una supuesta búsqueda de valores que se han perdido en nuestra sociedad. Es inaceptable que un candidato a un puesto electivo diga vil y descaradamente, y de forma totalmente arrogante, “y quien no sea creyente que reflexione”. Esas actitudes de jaquetón de barrio no se las podemos consentir ni a él ni a ningún otro servidor público.”
“Le recuerdo al Sr. Pierluisi que nuestro estado de derecho es claro en la total separación de iglesia y Estado. El artículo dos, sección cinco, de nuestra constitución establece que el sistema de instrucción pública “será libre y enteramente no sectario”. Y no sé para él, pero para mí, el que se reflexione en un sentido estríctamente cristiano es bastante sectario y no cumple con dicho mandato constitucional. Confío que los distintos sectores religiosos presentes en nuestro país no se dejarán enamorar por la demagogia del precandidato a la gobernación por el PNP y emitirán un voto educado e informado más allá de palabras bonitas”, culminó Román.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Los políticos y la fe


Practicar la religión de su preferencia es un hecho tan individual como su afiliación política. Cuando hablamos de derechos humano y civiles, nadie puede pretender que alguien, tan siquiera una sola persona, viva o crea algo por el simple hecho de que la mayoría sí lo cree o lo vive. La mayoría de las personas, y me incluyo porque fui parte de ese grupo, nacimos dentro de una religión.  En mi caso nací y me crié dentro del cristianismo. Específicamente dentro de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Puerto Rico.

Luego de un proceso de introspección, decidí abandonar dicha comunidad de fe ya que no  representaba mis creencias y continuar en ella era traicionar mi conciencia e ideales. Así las cosas desde ese momento y hasta la actualidad soy una persona no creyente, humanista y fiel laicista.  Ahora bien, no todo el mundo es como yo y lo respeto.

Todos somos libres de creer o no creer de acuerdo a lo que nos dicta nuestra conciencia; es un derecho humano y el actual estado de derecho dentro de nuestra democracia. Quienes trabajamos y vivimos la política caminamos en una fina cuerda entre nuestra creencia religiosa, o ausencia de tal, y la demagogia.

Durante décadas hemos visto como muchos de nuestros políticos resbalan de la cuerda y caen en el pozo de la demagogia con la única intención de pescar votos en río revuelto. Traicionando así sus principios y en muchos de los casos los ideales de los partidos en los que militan.

Pero si algo tenemos que tener claro es que no todos los políticos son iguales. Dentro de la amalgama de “incumbentes” y candidatos tenemos un gran número de individuos que, si bien profesan un dogma en particular o viven dentro del sincretismo religioso que tanto abunda en nuestro país, tienen bien claro que la fe, como la afiliación política, es un hecho totalmente natural y a la vez individual del ser humano y por lo tanto respetan la separación de iglesia y Estado y todo lo que ello conlleva.

No podemos juzgar a nadie por su creencia religiosa, al hacerlo nos volvemos tan fanáticos como a los que tanto hemos criticado por imponer su fe y estilo de vida a la mayoría. Más aún cuando dentro de nuestra política y sociedad tenemos líderes religiosos que han sabido distanciarse de su dogma porque han entendido que los derechos humanos y civiles van por encima del individualismo arcaico que predican y viven algunos sátrapas religiosos.

Nuestra responsabilidad es analizar el historial y las propuestas de todos y cada uno de las personas que veremos en la papeleta y a base de eso poder ejercer nuestro derecho al voto de manera educada.