La iglesia cristiana celebra hoy la crucifixión y muerte de su máximo líder, Jesús, quien, según el relato bíblico, fue crucificado por predicar una verdad diferente a la realidad impuesta por su sociedad. Sus seguidores lo lloraron mientras que sus opositores celebraban su victoria, la cual culminó con la vergüenza pública de la crucifixión.
Hoy, en pleno sigo 21, el panorama no es diferente; solo que los opresores son ahora los exoprimidos.
Cambiamos los escenarios y los personajes pero el odio y la muerte es la misma. Quienes predican haber sufrido el odio, el rechazo y la humillación por parte de las autoridades, tanto religiosas como estatales, hace dos mil años atrás son los mismos que hoy odian, rechazan y humillan a las comunidades lésbica, gay, bisexual y trangénero (LGBT) por tan solo luchar por nuestra verdad, por amarnos diferente y sentir diferente.
Los religiosos se cambiaron de bando y ahora son ellos los opresores, los atrasados que no entienden el mensaje de amor, inclusión e igualdad que nosotros predicamos.
Ahora son ellos, los fundamentalistas y moralistas, quienes con su retórica de odio y rechazo matan la verdad y la justicia. Son ellos que con su mensaje de asco, sus burlas y mentiras llevan a los demás a cometer actos criminales en donde se le quita la vida a otros por solo pensar diferente y amar diferente.
La iglesia cristiana a perdido dos mil años de historia.
Luego de dos milenios se cambian de bando y pretenden que tod@s vivamos en la oscuridad que representa la ignorancia. Pretenden que las comunidades LGBT pacemos por lo mismo que ellos hace dos mil años: que muera nuestra fe en un Puerto Rico que reconozca nuestros derechos, donde seamos tratados de igual a igual y donde la inclusión sea la norma.
POR MI PARTE CELEBRO EL AMOR, LA PAZ, LA JUSTICIA, LA IGUALDAD Y LA INCLUSION QUE REPRESENTA NUESTRA LUCHA POR EL RECONOCIMIENTO DE NUESTROS DERECHOS…
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