lunes, 1 de julio de 2013

Entre policías y salvajes

Ayer se conmemoraron tres años de uno de los momentos más tristes de nuestra historia en democracia.

El pasado 30 de junio de 2010 la Policía de Puerto Rico, comandada por el ex gobernador Luis G. Fortuño, emprendió contra la sociedad civil en el ala norte del Capitolio. Ese fue el pan nuestro de cada día durante el pasado cuatrienio. La administración pasada coartaba nuestras libertades de la misma manera en que no reconocía nuestros derechos, tanto colectivos como individuales.


Allí los golpes, el “pepper spray”, los empujones, las humillaciones y los vituperios nos tocaron a todos los que estábamos manifestándonos libre y pacíficamente; un derecho que nuestras dos constituciones nos permiten.

La policía arremetió a todos por igual: mujeres embarazadas, niños, estudiantes, profesores y a cualquiera que se le parase de frente.

Quienes vivimos tan lamentable incidente jamás olvidaremos la brutalidad con la que fuimos sacados a patadas, literalmente. La policía hizo uso indebido de la fuerza y gracias a ello, y muchos otros hechos como este, ha llegado al descredito que tiene.

No quiero decir que todos los policías son como los salvajes que abusaron de su poder y la fuerza aquel treinta de junio, claro está que no. La Policía de Puerto Rico tiene buenos y honrados policías que le hacen honor a su placa y su uniforme. Policías que arriesgan su vida a diario para brindarnos a todos la seguridad, más o menos que tengamos, y hacer cumplir la ley.

No podemos olvidar para así no volver a repetir los mismos errores del pasado. Mantengamos en nuestra memoria estos lamentables incidentes para que nunca más se vuelvan a repetir.

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